Hace unos días acabe de leer la novela de María Dueñas “el
tiempo entre costuras” me lo he bebido, como los buenos vinos, lo he paladeado
letra a letra, silaba a silaba.
Me ha encantado, espero con impaciencia el próximo libro
suyo.
Me ha encantado la forma de enredar y mesclar la historia real y los personajes
de ficción y la trama de escenarios y hechos históricos con la fantasía y la
creatividad.
La protagonista podía ser cualquier mujer de la posguerra, mujeres con fuerza con elegancia y con el
valor de titanes para caer y volver a levantarse, sin saber de dónde sacaron
las fuerzas para seguir adelante, que levantaron un país después de la
devastación que propicio la ambición y
la ansia de poder de algunos hombres.
Esas mujeres de pañuelo negro y el delantal permanente, para
esconder los remiendos del vestido, con
las alpargatas rotas, y un par de chiquillos mocosos a su alrededor pidiéndole
pan, y ellas con el dolor en el alma engañándoles para acostarlos sin un pobre
chusco que llevarse a la boca.
Esta novela refleja el coraje de aquellas mujeres que
pelearon sin armar ruido y que unas con más fortuna que otras sacaron adelante
su vida o la de los demás. Es la
historia de Sira Quiroga, una joven modista empujada por el destino hacia un
arriesgado compromiso en el que los patrones y las telas de su oficio se
convertirán en la fachada de algo mucho más turbio y trascendente.
Su lucha la llevó por caminos que jamás cuando era una
simple auxiliar de modista, en el Madrid del final de la republica pudo imaginar, atrapada en una ciudad
desconocida para ella y con deudas por pagar que no eran suyas, la rueda de la vida,
esa que da vueltas sin que nadie la maneje, la llevó por caminos tan disparatados que ella misma no podía creer.